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LOS IMPRESCINDIBLES DEL VIAJE
Myanmar (Birmania para los nostálgicos)
es una de las sorpresas del sureste asiático. Tras décadas de ensimismamiento, el país se abrió al mundo —y al turismo— en 2011. Por ello es muy auténtico y poco masificado. Sus encantos superan las expectativas de cualquier viajero una vez nos adentramos por sus tierras y nos mezclamos con sus gentes. Los diferentes estados que componen el país distan mucho los unos de los otros. Sin embargo, todos ellos poseen el mismo denominador común: la amabilidad de sus gentes y la belleza del paisaje.
Yangón
La capital más grande del país está situada a unos 30 kilómetros del mar, en las fértiles tierras del delta del río Yangón. Al caer la noche, sus amplios bulevares cobran vida con miles de puestos donde se vende todo tipo de comida de aspecto delicioso y pilas de enormes cigarros puros. Si uno se olvida del estado de deterioro de la antigua arquitectura colonial de centro de la ciudad, se podría afirmar que Yangón o Rangún es una de las ciudades más encantadoras de Asia. No debemos perdernos la pagoda de Shwedagon, el buda reclinado de Chaukhtatgyi y los tranquilos lagosKandawgyi e Inya.
Bagán
Si hay ciudades que se pueden describir por su color, el de Bagan sería una mezcla del verde de los maizales y el marrón de algunas cúpulas. Este desconcertante lugar, abandonado está lleno de fabulosas pagodas y templos a las orillas del río Irawadi. Solo los turistas, los campesinos que aran los campos como en los años de Marco Polo y los vendedores de postales y figuras de Buda se mueven por los caminos.El período de esplendor de Bagán se prolongó desde el siglo XI hasta el siglo XIII, y durante ese tiempo se construyó un gran número de magníficos edificios. La ciudad fue saqueada por Kublai Khan en 1287, y nunca fue reconstruida.
Mandalay
Entre los lugares más notables de la segunda ciudad de Birmania se cuentan Shwenandaw Kyaung, el único edificio que queda de lo que fue una vez un suntuoso palacio rodeado por un foso; la colina de Mandalay con sus escaleras en espiral,sus templos y sus vistas panorámicas; y la antigua estatua de Rakhine Buda, en la pagoda de Mahamuni. Otra de las atracciones de Mandalay son los bulliciosos mercados con productos y objetos de artesanía de todo el Alto Myanmar. En las cercanías hay cuatro ciudades imperiales desiertas. No muy lejos e encuentra el lago Inle. Los “inthas” se han adaptado a vivir en este medio y aquí encontramos mercados flotantes, templos,pagodas, comercios y mercadillos, sin olvidar la peculiar forma de remar empujando el remo con una pierna. Una suave atmósfera se respira desde las largas canoas que nos transportan a través de sus aguas.
¿Y QUÉ COMEMOS EN BIRMANIA?
La gastronomía birmana destaca por su variedad. Al fin y al cabo, el país aglutina 135 minorías étnicas. Todavía se pueden encontrar delicias en los puestos de comida callejeros y en los conocidos tea shops, pero al mismo tiempo van surgiendo restaurantes de enorme calidad. En la mayoría de los tea shops y tenderetes se puede degustar por menos de un euro la tradicional ensalada fría de tallarines birmanos, Mo Hin khar, que se ha convertido en el aperitivo entre horas. Haciéndole competencia en popularidad, y por un poco más, encontramos los
tallarines fritos del estado Shan.