Con la llegada del buen tiempo solemos exponer nuestra piel al sol de forma repentina sin ser conscientes de que nuestro cuerpo puede verse sorprendido.
Para evitar cualquier inconveniente es importante preparar nuestra piel para el verano.
La exposición al sol, por supuesto, debe hacer de forma progresiva.
Estos son los cuidados básicos que te recomendamos seguir:
-Limpieza diaria
Se divide en dos partes:
- Exfoliación: elimina las impurezas y células muertas que quedan en la superficie de la piel a lo largo del invierno. Además, aporta elasticidad, suavidad y hace la piel más resistente al sol.
- Hidratación: Es la base de toda piel sana. Se aconseja hidratarla después de la ducha.
–Beber mucha agua
Hidratar la piel por dentro también es importante. Se recomienda beber de forma regular durante todo el día ya que una mayor ingesta de agua evita que la piel se seque y ayuda a retener su elasticidad.
-Mantener una dieta sana y equilibrada
Es una máxima para estar siempre sanos.
Debes llevar una dieta que potencie la ingesta de alimentos ricos en vitaminas A, C y E.
La vitamina C, por ejemplo, es uno de los antioxidantes más importantes para la piel, ya que la protege de los rayos solares, unifica el tono, ilumina el rostro y reafirma el cutis.
Evita, por supuesto, las harinas refinadas, grasas trans, bebidas azucaradas, alcohol, tabaco, fritos, ultraprocesados….
-Protegerse del sol
El sol puede ser un auténtico enemigo si nos exponemos a él en exceso y sin ningún tipo de protección.
Por eso es importante:
- Tomar el sol de forma moderada.
- Empezar con tiempos de exposición cortos e ir aumentándolos poco a poco.
- Exponerse al sol en lugares húmedos, por ejemplo, junto al mar.
- Evitar exponerse al sol en las horas centrales del día.
- No olvidar ponerse crema solar antes de salir de casa, especialmente en el rostro, pues es la zona más sensible.