En los años 60, la homosexualidad era todavía ilegal en 49 de los 50 estados de EE.UU. Los castigos no eran cualquier cosa, pues si un gay o una lesbiana eran descubiertos, a menudo tenían que pagar multas desproporcionadas o eran encarcelados.
Y eso era solo a nivel jurídico, pues en la sociedad los homosexuales eran perseguidos con violencia, acoso y discriminación.
Por todo ello, la vida homosexual era furtiva, en edificios abandonados, calles solitarias, oscuras… La comunidad gay necesitaba refugios, y en ese contexto, el Stonewall Inn era un lugar en el que sentirse seguro.
Situado en los números 51 y 53 de la calle Christopher, en el barrio neoyorquino de Greemwich Village, el Stonewall Inn era considerado un pub de referencia para todas las personas trans, homosexuales y bisexuales que demandaban un lugar en el que poder ser ellos mismos, liberarse, divertirse y bailar con quien quisieran.
28 de junio de 1969: La noche que prendió la mecha
Las redadas se habían convertido en la tónica habitual de las noches de fiesta en el Stonewall Inn. El 28 de junio de 1969 todo parecía transcurrir como en otras ocasiones: los policías llegaban, multaban y se llevaban detenidos a quienes se les ponían por delante. Nada parecía distinto hasta que el tacón volador de una mujer trans impactó en un policía. «Ahora, fuera de aquí», gritó el agente. Pero nadie quiso marcharse, y al contrario de lo que había sucedido siempre, el colectivo se defendió.
La voz corrió como la pólvora y la comunidad LGTB empezó lo que hoy en día se conoce como los ‘disturbios de Stonewall’, una serie de manifestaciones que duraron varios días y que sirvieron para levantar de una vez por todas a la comunidad LTGB.
Empezó así un tímido movimiento por los derechos civiles de la comunidad LGTB en Estados Unidos que un año después convocó la primera marcha del Orgullo LTGB con el objetivo de conmemorar aquella rebelión y condenar la brutalidad policial.
The Gay Liberation Front
La marcha se celebró el 28 de Junio de 1970 en un ambiente festivo y no violento que atrajo a una multitud que nadie esperaba. Lo que empezó como un interrogante terminó como una exclamación. La marcha les hizo públicos y todos supieron que algo estaba empezando a cambiar.
Aquella marcha fue la que catapultó lo ocurrido en el Stonewall y la que mantuvo para siempre encendida la llama del movimiento por los derechos de la comunidad LGTB.