Deconstruyendo el Amor Romántico

El amor, ese gran enemigo y a la vez aliado. Vamos a partir de la base científica explicada por el biólogo Ricardo Moure, que dice que: “el amor, activa los mismos circuitos cerebrales que los estimulantes, pero más intensamente”. Pongamos un ejemplo:

Imagina que estas en el supermercado, y ves a un chico nuevo en la panadería y os miráis. En ese momento se activan esos circuitos.

Entonces, ¿qué pasa? Cuando te bebes un copa, no te consideras alcohólico. No te vas a tu casa pensando en beberte otra.

En cambio, cuando activas los circuitos del amor, el primer día, te vas a casa pensando en esa persona. Y te levantas al día siguiente con ella en la cabeza.

Estos circuitos producen un neurotransmisor, que es la dopamina. Se trata de un estimulante que está relacionado con las motivaciones. Tú al día siguiente no necesitabas nada del supermercado, pero la dopamina te dice: “¡No, no, no tú te vas a ir al supermercado a por pan, aunque tengas!”

Podríamos decir que el amor, crea adicción desde la primera calada” – Ricardo Moure –

Además, cuando nos enamoramos, se nos inactiva una zona que tenemos en la corteza frontal que es la encargada de realizar juicios críticos, es decir, de ver los defectos ajenos. Vamos, que nuestro cerebro de entrada nos lo pone complicado y por eso muchas veces nos enamoramos de personas que en realidad no nos complementan o simplemente son malas para nosotros.

Socialmente, la idea del amor romántico está muy arraigada. Ese amor que nos enseñan en las películas, ese que lo puede todo, el que trata de poner a otra persona y sus deseos por delante de ti mismo.

Por eso, hoy vamos a deconstruir la idea del amor romántico y la vamos a sustituir por: “No puedes amar a alguien si no te amas a ti mismo”.

Enumeremos algunas creencias que debemos evitar en la vida para poder ser más felices y para poder concebir el amor de forma sana.

Seas monógamo (con una sola relación afectiva con exclusividad afectivo-sexual), o bien poliamoroso (relaciones afectivas en las cuales no tienes exclusividad afectivo-sexual), debes evitar estas creencias totalmente falsas:

  1. El amor todo lo puede o puedes significar el TODO para la otra persona. Es una de las grandes mentiras que nos inculcan las películas y series desde que somos pequeños y, el amor, no es una varita mágica que lo arregla todo. Ninguna persona va a completarte al 100% en todo. Tenéis que ser personas independientes con vidas individuales, pero con puntos en común. Puedes complementar a tu pareja, pero no ser su todo.
  2. Positivizar las discusiones y los celos. Enfadarte con tu pareja no es bonito, es algo que se tiene que arreglar y no romantizar o fardar de ello. El amor no tiene que darte emociones negativas fuertes, tiene que ser equilibrio y paz. Por otra parte, los celos hay que deconstruirlos, como el amor romántico. Y además no son NADA positivos. Son miedos e inseguridades propias que tienes que trabajar tú mismo, tengas una relación monógama o poliamorosa. Lo de “se pone celoso porque me quiere”, es tóxico y por lo tanto no es amor.

Ahora que tenemos claro como es el amor tanto social como científicamente, vamos a ver las clasificaciones dentro de él:

  1. Eros. Es el amor que se mueve por la pasión y la atracción física, a la que le dan gran importancia. Buscan química en sus parejas y una vez entran en la relación, se basa en el sexo casi por completo.
  2. Ludus. No están buscando una relación estable, buscan divertirse. Normalmente, no son lo suficiente maduros o simplemente no están preparados para comprometerse.
  3. Storgué. A diferencia de los Eros, ponen prioridad a lo emocional, quedando lo físico en un segundo plano. Prefieren la intimidad al sexo. Los sentimientos son lo primero. No tienen por qué buscar el amor, pero si les llega, estarán preparados.
  4. Manía. Es un amor obsesivo que puede derivar de una baja autoestima. Siente la necesidad de amar, pero a la vez tiene miedo de las consecuencias. Esto puede traer una relación dependiente y por ello, tóxica.
  5. Pragma. Son personas que siguen a su cabeza antes que a su corazón. Son realistas y buscan a personas muy compatibles a nivel social y emocional. Buscan a personas que entiendan y que puedan cubrir sus necesidades.
  6. Ágape. Por último y más importante. Es un amor desinteresado y real. Es lo más parecido a la amistad, sin tanta posesión. Los mueve que la otra persona esté a gusto y que esa persona sea recíproca. Buscan un equilibrio.

¿Te sientes identificado? Puedes pasar de elegir el camino del Ludus y su libertad u obsesionarte y seguir el camino de la Manía. Eso no significa que siempre sientas el mismo tipo de amor. Todo depende del momento en que te encuentres.

Lo que está claro, es que independientemente la forma en qué manifiestes el amor y a quién ames, lo importante es encontrar a alguien que esté en el mismo punto que tú. Aunque, no hay duda de que Ágape, es el tipo de amor que todos buscamos.

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